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18 de noviembre de 2008

Lector de retina… Próximamente

La verdad que mi trabajo cada día se asemeja más a una prisión de alta seguridad, que a un trabajo. No conformes con la lectura de huellas dactilares, que se hace en cada ingreso y salida de la empresa, con la finalidad de controlar movimientos del personal, desde ayer el sector de “recursos humanos” implementó el uso de tarjetas magnéticas.

Vale aclarar que no es un método supletorio de la lectura de huellas, sino que es complementario. Para explicarlo brevemente, tras pasar a los guardias, hay que acercarse al molinete, pasar la tarjeta, una vez del otro lado hay que hacer fila, con la finalidad de que los aparatos empotrados en la pared, hagan el correspondiente reconocimiento de huellas. Superada esta etapa, ya en el cubículo personal de trabajo, hay que “loguearse” (introducir como 500 claves a los fines de acceder al sistema y empezar a trabajar). Durante el tiempo de “logueo” , el trabajador esta vigilado constantemente, desde el tiempo que utiliza en baño, tiempo en “break”, tiempo en llamada, tiempo en que está en trabajo posterior a llamada… todo!!! Me olvido de las cámaras, estratégicamente ubicadas informando movimientos… diría un amigo, “resulta una suerte de `gran hermano laboral`”
Me pregunto… no será demasiado?

14 de noviembre de 2008

Factores causantes de estallido

De confrontación en confrontación han sido cada uno de los días de esta semana. Reconozco mi irascibilidad, aunque se trata más bien de una irascibilidad provocada. Me molestan al extremo, las vueltas, el rodeo sin sentido, el palabrerío que intenta explicar lo inexplicable, o cuando quieren generarme ese “sentimiento de culpa”…. Ya me culpo lo suficiente, y me persigo bastante yo, como para que se sume alguien que no sabe absolutamente nada de mí, me haga un planteo de esta índole y pretenda que me quede callada.

Otra cosa que me molesta, en la cuál en este momento se encuentra basada mi indignación, es cuando alguien hace un favor de “onda” (una mera liberalidad), y el beneficiario viene con toda prepotencia y soberbia a exigir…o bien, no conformes con lo anterior, quieren manejar nuestro tiempo, nuestras actividades, decidir y disponer de nuestra persona como si fuésemos unos zombies… o aquéllas personas con mentalidad tan arcaica, cerrada, y obcecada que siguen pensando que el mundo es plano y cuando te atrevés a decir que la tierra es redonda, es suficiente para que te acusen de hereje y te persiga la “santa inquisición”… Basta! Me cansaron! No tienen la verdad universal, y sólo a modo informativo… pienso por mi misma, a mis ideas las armo yo, que tampoco son la verdad universal, pero al menos no son contradictorias entre mis pensamientos y mi forma de actuar, por lo tanto operan como verdad para mí.

Como era de esperar, se cortó la cadena que amarraba al animal salvaje que mora dentro mío , el cuál salió a correr como un energúmeno, lo más iró nico, hiriente, destilando cólera… pero no es un enojo, ni una ira descontrolada… es como si con el transcurso del tiempo, se hubiese ido perfeccionando esa extraña “habilidad” de transfigurarme en una fiera y todo lo que eso implica -ya es dirigida, tiene hay un blanco y hacia el se dirige toda la artillería-.
Y para terminar, los que aguardan que otro estalle para decir: "yo pensaba lo mismo que vos hace mucho tiempo, no salté para no armar lío, pero parece que hiciste bien" O el típico cizañero/a, que nunca falta y siempre aparece para echar más leña al fuego, de por sí incontrolable... es SUFICIENTE para que mi tolerancia y la poca compostura que pudieran quedar en mí, salgan disparadas al espacio.

6 de noviembre de 2008

Exámenes Finales: The beginning…

Para comenzar... dormí sólo una hora, y tengo que ir a trabajar temprano, en realidad, a hacer más horas de las que debería, ya que tomé el día de ayer como franco compensatorio…
Motivo: Exámen

Recién llego a casa, pero es casi una necesidad expresar que a pesar de no haber dormido casi nada, de haber pasado una noche terrible, de soportar este calor asqueroso (no me gustan los extremos), y de tener que hacer 6 horas más estoy contenta.

Esta mañana, sencillamente no sabía que hacer… Notaba que me faltaba profundizar en varios puntos, (siempre me falta, nunca llego a un exámen con todo visto o todo resumido), pero en esos momentos previos, esbozaba todo tipo de opciones, entre las que “huír” era la más viable…

Si embargo, no huí. Esperé el colectivo con el mejor ánimo de hacer aunque fuera un repaso… cosa que no duró mucho, porque apenas me senté, me dormí…

Llegué tarde (para variar), el profesor había concluído con la entrega de consignas, y por lo que pedí permiso, y una vez adentro me senté en un banco disponible frente al escritorio. Acorde a experiencias pasadas, me pone algo ansiosa tener al profesor al lado, me dá la sensación que está leyendo a medida que escribo, por lo que no suelo sentarme cerca del escritorio… (delirios de estudiante perseguida)

Hoy no fue así. Me otorga las consignas, las leí y me quedé unos momentos en stand by… estaba anulada… nada, absolutamente nada pensaba, en realidad lo que recuerdo es la terrible somnolencia que me estaba acorralando. Releía las preguntas y pensaba… “las sé!!”, pero al momento de escribir, me parecían mucho más interesantes los vértices del pizarrón, los cuáles me quedaba mirando fijamente… en pocas palabras… dormidísima!!! Quizás el profesor si se percató, pero no le di importancia.

Todos escribían, y yo estaba tratando de que mi cerebro volviera a tomar conexión!!! Al cabo de un rato, al parecer logré trabajar con energía alterna. No sólo lo terminé, si no que salí contenta, creo que me fue bien y en estos momentos casi ni me afecta tener que instalarme en el trabajo para ponerme al día… valió la pena… (será cuestión de seguir durmiendo en el bus…)

31 de agosto de 2008

¿Como incendiar un microondas en 10 minutos?

Instrucciones:

Es muy simple… primero tienen que buscar un calabacín mediano y lavarlo muy bien. Luego pueden optar por un cuchillo grande, afilado (que en mi caso obviaré, por razones que expondré a posteriori), y proceder a cortar rodajas finas del calabacín. Una vez cortadas, disponga las rodajas en un plato con sal a gusto y colóquelas en el microondas. Oprima la opción “pizza” una sola vez. Esto le dará una duración de 10 min en su potencia máxima. Realizado lo anterior, ponga su cerebro en “off”, y siga haciendo lo que estaba haciendo antes que decidiera acabar con la vida útil de ese electrodoméstico. Al cabo de un tiempo, escuchará los gritos de alguno de sus familiares y/o vecinos, los cuáles le harán volver a la realidad. Diríjase a la cocina y… abracadabra… incendió un microondas… ¿?

Seguramente se estarán preguntando que significa lo anterior… aunque algunos de ustedes (lo que aún no lo saben), deben estar comenzando a esbozar una mueca de lo que será una carcajada, proseguida de frases tales como: ¡No podés!... pues si, si pude… incendié un microondas con unas rodajas de calabaza!!…

¿Qué como pasó? Tal cuál esta detallado en las instrucciones. Y lo peor de esto, es que siempre lo hacía… (no me refiero a incendiar microondas, sino a cocinar de esta manera el calabacín) ¡no se en que momento pasó!...
Cuando escuché la voz grave de mi viejo, retomé conexión satelital con el planeta Tierra y corrí a la cocina… era tarde… me encontré con la siguiente escena: abierta la tapa (que obviamente la abrió mi papá), desconectado, negro (por las llamas), con algunas piezas derretidas al igual que la cubierta protectora de la puerta y con el plato de rodajas de calabacín carbonizadas, aún humeantes… un desatre!!!... al lado, mi papá, quién me observaba con un rostro desencajado y regresaba la vista al aparato. Como si fuese miembro de policía judicial que acababa de llegar a la escena del crimen…

Para hacerlo gráfico, había matado al microondas y ahí estaban todas las pruebas de que había sido yo… Sentí como un interrogatorio de película policial, en donde mi progenitor, era el detective que indagaba a la única sospechosa de haber cometido el homicidio… yo…
-¿A donde estabas? -preguntó-
- …
-¿Cuanto tiempo lo programaste?
-…
-¿Qué le pusiste?
-…
En vano eran sus preguntas. Yo no respondía… no podía hablar. Estaba en un estado de “show” (no esta mal escrito, y no es shock)… lo miraba, nada más… y en mis adentros una voz decía: ¿¿porque me tienen que pasar estas cosas a mí??
El sonido de una voz grave, me hizo retornar de mis cavilaciones...
-¿Qué estabas haciendo? -indagó nuevamente
-… leyendo (que es cierto, pero que no fue para nada creíble)- respondí muy lentamente
-Pero, ¿cuanto tiempo lo programaste? -se apresuró cuestionar
-… lo de siempre…
-¿cuanto es lo que siempre?- preguntó tratando de obtener una respuesta un poco menos "monosilábica"
-...
-Pero, ¿a donde estabas?
-… en el living,,, (nota mental: las mismas preguntas desordenadas)

Mientras contestaba, miraba con asombro y desconcierto el estado del artefacto, o lo que quedaba de el. Tocaba y apretaba cada una de las piezas derretidas (ahora adheridas a la superficie del plato) como tratando de buscar algún nexo causal. Algo a lo que le pudiera atribuir el resultado... (no le heché la culpa al Toto, porque es demasiado petizo, y no alcanza la altura del microondas... Toto: mi perro pequinés)
Al parecer, el fuego se inició y no se detuvo hasta que el programa, cortó la electricidad.
Siguiendo las reglas mi experiencia, al cabo de diez minutos iba a escuchar tres “bip”, e iba a obtener “calabaza cocinada”, “no microondas incendiado”… había sucedido algo en el interín del desarrollo del programa que provocó este resultado, que obviamente no fue contemplado ni como desenlace eventual, pero que fue nefasto para el microondas. Aún así... ¡Todavía prende!

28 de agosto de 2008

¿Cómo te quedó el ojo?

Si hay algo aleatorio, son los cambios de tiempo. Ayer, sin ir demasiado lejos, me baño a los apurones, y salgo como todos los días, con la cabeza chorreando agua (literalmente)… y con una vestimenta desacorde al tiempo. Primaveral y de blanco… ya estaba de un humor peculiar dado que tenía que trabajar un feriado, y había tenido una mañana por demás accidentada. Obviamente la frecuencia del transporte interurbano se ve notoriamente disminuida en días no hábiles. Por lo que decido salir más temprano y alcanzar el colectivo de las 13.40. Si bien hay parada de colectivo es casi imposible e inhumano esperar ahí adentro , salvo que se disponga de una máscara de oxígeno, unos cuantos aerosoles de Lisoform, un traje especial del tipo aislante… y un lanza llamas; al carecer de estos elementos hay esperar cerca de la mitad de la cuadra. Pero no podía quedarme ahí, dado que el diferencial pasaba por la calle perpendicular, entonces no tuve mejor idea que pararme en la intersección de las calles. Por si no se enteraron, ayer, (no se en que momento comenzó, porque a la mañana no estaba así) comenzó a soplar un viento apocalíptico levantando toneladas de tierra, bolsas, bichos, mugre… en fin… todo volaba… y yo en la intersección de calles (o sea, en el cruce de las nubes de tierra que venían desde ambos lados, para unirse en un remolino gigantesco) claro está que al tener el pelo colando agua me encontraba en una situación que propiciaba que toda partícula voladora se adhiriera a su superficie (por lo que no quería ni tocarlo)…pensaba: ¡ya viene…! y me repetía esto una y otra vez con un tono alentador que fué decayendo y transformándose en mal humor tras esperar largos minutos...
14.10... el colectivo no aparecía… mi pelo estaba seco y duro por la tierra. Mi cara de pocos amigos, denotaba la bronca que tenía, tierra en la ropa, en los ojos… de repente pierdo la visibilidad del camino. A lo lejos, una nube marrón, venía a gran velocidad avanzando por la ruta. En eso pienso: ¡Nooo... si me agarra “eso” voy a quedar peor!” y comencé a caminar velozmente por la calle perpendicular tratando de alejarme de esa nube siniestra… ¿? … Si, ya se… es peor es remedio que la enfermedad, considerando que no sólo me atrapó la nube, si no que además una hoja, o bicho o “algo” entró en mi ojo, haciendo que tirara todo y casi sin poder ni siquiera abrirlo me dirigiera nuevamente a casa con un ardor insoportable, a los gritos buscando auxilio o un par de ojos “que vieran o pudieran ver que era lo que tenía”… acudió a mi llamado mi viejo que no entendía nada de lo que me pasaba, y tampoco podía ayudarme porque no podía abrir los ojos del dolor y del ardor (si, tenía los dos ojos cerrados. Aún cuando en uno sólo tenía el problema ¿?) Solucionado, o al menos estabilizada la visión; salí afuera nuevamente a esperar “lo que pasara” (con la desesperación y la bronca que tenía, me hubiese subido hasta en un camión transportador de pollos con tal de llegar a tiempo para no devolver ni un solo minuto!!!)…
Y ahí estaba de nuevo… en el medio de la tierra. Respiraba tierra, veía tierra, masticaba tierra, olía a tierra… a lo lejos veo el colectivo… cruzo velozmente la calle y segundos antes de subir… otra cosa en el ojo!!!... para esto ya estaba arriba, el chofer hablaba, yo ni lo escuchaba… no podía… encima de la gran irritación que ya tenía, otra partícula había entrado en el mismo ojo haciendo que cada parpadeo fuese un verdadero martirio. Fotofobia, lagrimeo constante, dolor y ardor…
Vale aclarar que no le atino nunca al clima… no hay un solo día en que diga: hoy la pegué!... No! Eso no sucede! Por el contrario abundan los días en que salgo muy ligera de ropa (sin abrigo) y cuando subo al colectivo, empieza a soplar un viento huracanado del sur, o unos nubarrones empiezan a amenazar con piedra, nieve, lluvia ácida... (lo que sea) O bien, demasiado abrigada… y acá muchos acotan pero “sacate algo y lo solucionás”… Mmm… pues no, porque tengo un extraño vicio y es el de ponerme debajo remeras bastante transparentes o escotadas (esas que ni loca me pondría como única prenda, pero que las uso cuando está frío como camisetas debajo de un polerón o un o algo bastante grueso ) Obviamente, ya estoy arriba del colectivo y no hay demasiadas posibilidades de regresar por abrigo, ni paraguas, ni de optar por algo más liviano… me consuelo y me digo: “¡Ya fue!”… ¿? Si, como no… las 9 cuadras que debo recorrer desde la parada al trabajo me harán dar cuenta de que “no fue”…
Como es habitual, con “mi suerte” y mi habilidad para predecir el tiempo, seguro que descendí del colectivo y comenzó a diluviar, o una tormenta de tierra está azotando la ciudad, o los marcianos están atacando… y lo mejor es que aún así, tengo que recorrer esas 9 cuadras, sin abrigo, sin paraguas (seguro estoy transportando algo que no puede humedecerse porque se estropearía)… y sin defensa contra los marcianos. Agrego también en que hay que caminar por el centro, en esas estrechas veredas, sin paraguas, esquivando los paraguas de los demás… He notado que los que tienen paraguas, caminan bajo los aleros de los edificios, mientras que los desprotegidos, en el intento de conservar la vista evitando las puntas de los paraguas de los demás, terminan caminando bajo el agua, no ya de la lluvia, si no del agua que cuela de los techos, paraguas, o la que salpican los autos que pasan a gran velocidad por charcos…
Y si hace calor… seguro que voy cargadísima de cosas… entre las cuáles se encuentra una campera con la que podría pasar el polo…
Definitivamente… el tiempo y el pronóstico del mismo, no son mi fuerte.

22 de julio de 2008

Viaje a lo inesperado

"…Brindar información correcta, completa, respetando al cliente…" ¿? Una de las tantas pautas que debo aplicar a rajatabla dentro de mi ámbito laboral… como si fuese fácil… No voy a reunir a todos en una misma categoría, pero hay cada uno… sinceramente no sé de dónde salen. Es más, tengo la leve sospecha que a la salida de los neuro-psiquiátricos regalan chips a cualquier desquiciado que circula, dentro o fuera del mismo (a veces son peores los que están fuera que los que están dentro, lo digo como “pertenceciente al grupo de los que están que está afuera”; pero al menos, no llamo a atención al cliente cada 3 minutos). Las empresas que proveen servicio de telefonía celular, tendrían que hacer test psicológico para constatar que el futuro usuario, se encuentra facultado para el uso de la línea (o al menos, los que se comunicarán ante una eventualidad al servicio de atención a clientes); además la idea de un curso orientado a: normas de convivencia, uso, mal uso y abuso del celular, geografía (al menos que sepa en que lugar de la República Argentina de encuentran domiciliados), memorización de datos personales, algo de análisis y compresión de textos, modulación y gesticulación, consultar en forma concreta evitando acotaciones como (porque a mi vecina…), escucha activa, algo de educación, un poco de apertura de pensamientos… parece exagerada mi petición? Pues no lo es. Mientras no exista algo de lo antedicho es un padecimiento ser asesor, operador, telemarketer, agente… lo que sea que derive en el trato con los clientes. Vale la aclaración que hay clientes y/o usuarios que son realmente “el sueño del asesor” escuchan, son concretos, no gritan, si se molestan lo expresan en forma educada… y a esta gente, realmente da ganas de atenderla.

Primero que nada, admiro la capacidad de invención que tiene algunos. Cosas como: -¿y la promoción que me daba 15 bizcochitos si enviaba 30 mensajes?...( Ahh… bueh, que significa esto???? De que lugar recóndito de su cabeza sacan cosas así???!!).
- No Sr. No hay ninguna promoción con las característica que menciona.
- Que??? No querida, yo mandé los mensajes y quiero los bizcochitos!
- Sr. NO hay ninguna promoción de ese tipo, ni la hubo ¿entiende?
- No!!! Vos no me entendés!! Pasame con tu supervisor!!!
- Sr. Mi supervisor le va a informar lo mismo que le acabo de decir...
- PASAME CON TU SUPERVISOR!!!
- ...Bien, aguarde un momento en línea.
(aca lo holdeás y pensás… genial, una llamada por supervisor. Y cuando repetís la demanda del cliente, simplemente no lo podés creer… Quiere bizcochitos!!...)

Otra cosa que molesta y mucho son los malditos regateadores de precio. Llaman con la idea de que son clientes hace x cantidad de tiempo, quieren bonificación, precio menor en equipos, que le lleves el equipo a su casa lo antes posible… dan ganas de responder, Sí, Sr. Necesita que le saque el perro también??! (con tono sarcástico). También encajan los que llaman para decir: yo no pienso pagar la factura!!! Y se quedan callados esperando una respuesta de mi parte…(Nota mental: hay un gesto que lo realizo de manera involuntaria pero notoriamente perceptible a la vista de los demás, es levantar la ceja izquierda. Por lo general, cuando alguna situación o comentario me deja estupefacta. Obviamente ante lo planteado por el cliente, sobreviene el gesto). Recuerdo el entrenamiento a la gestión. La mayoría (muy pocos habían trabajado anteriormente en un call, por lo que gran parte de los conocimientos que íbamos incorporando, eran desconocidos, e incluso, algunos daban miedo). Personalmente, me daba miedo el cliente. La capacitadora, una y otra vez repetía:”-Chicos, identifiquen la necesidad del cliente. Eso los ayuda a saber que es lo que quiere, y así sabrán gestionar de acuerdo a lo solicitado”… retomando el relato de la llamada, ante lo expuesto por el cliente no me queda otra que pensar: Y que quiere? que se la pague yo??!!

Están también los que llaman para obtener información. Tienen que escuchar y NO LO HACEN. Están los que gritan, gritan, gritan, insultan y continúan gritando… (En estas situaciones me anulo, la poca atención que podía llegar a estarle prestando a quién está del otro lado de la línea, se esfuma; quedo en “off”), y lamentablemente (para ellos) hasta que no perciba el tono calmado en la voz de mi interlocutor; voy a hacer que repita su versión, una tras otra, y otra vez… a lo cuál, entre frase y frase escucho: “-No es personal, ya se que no tenés nada que ver!!!” …pero si no es personal… porque me lo hacés padecer a mí!!?

Están los que llaman porque, evidentemente, no tienen con quién hablar; llaman por razones varias, y no cortan jamás… y si intentás hacer un cierre con frases como: “¿tiene otra consulta?”; fuiste!!! Porque tienen miles de consultas, sólo que no las hacen porque los aturdimos de tal forma con la velocidad de nuestro discurso, que cuando asimilan la respuesta, ya cortaron. (Nueva nota mental: es que de eso se trata, hablar con excesiva rapidez, bajar el tiempo en llamada, aturdirlo, tratar de no ponerlo en espera… sólo para que no piense en otra cosa para preguntar. Feo, no?)

También están los que preguntan, preguntan, preguntan, vale la aclaración de que no tienen mucha noción, pero tampoco respetan el momento en que estás explicando. Interrumpen con otra pregunta. Ah… pero si le decís… ¿me deja terminar?, responden –pero que insolente que sos!!!. Insolente yo??!!! A ver… para empezar… ¿Quién llama a quién? ¿Quién tiene la información que necesita? ¿Quién estaba hablando y fue interrumpido? Elementos básicos en la comunicación, emisor-receptor-mensaje. Dos emisores… NO hacen comunicación, por lo tanto si le tocó ser receptor, cállese y “recepte”, o sea, escuche. En contrapartida a lo anterior, están los que no preguntan nada, por lo tanto acá desarrollo mi monólogo telefónico (modalidad de gestión, importe, formas de pago, entrega, fechas). Doy por concluido mi rol como emisor y cedo la palabra a mi oyente… quién se limita a decir con un tono “casi” inocente: -¿y la forma de pago?... no puedo evitar mi gesto de sarcasmo, bronca, decepción… (agradezco no atender de forma personalizada), sólo me limito a levantar un ceja… tomo aire y repito todo de nuevo… a modo de ejemplo:
-Sr. El pago telefónico es SOLO con tarjeta de crédito
-Ahh… y de débito no?
-No, solo tarjeta de crédito
-… emm… y financiado en la factura?
-No
-Ahh… y con efectivo?
-…
…DIOS!!! NOOOO!!! Que parte de SOLO tarjeta de crédito no se entiende?!!

Están los que tratan de apelar a los buenos sentimientos de los asesores. Por lo tanto cuentan historias, o hablan con tono“suavecito”, o el trato siempre es precedido por algún calificativo como: “amorosa”, “dulce”, “preciosa”… Lo que ellos no saben, y ni siquiera perciben que todos los que estamos “del otro lado”, resultamos inconmovibles en la mayoría de los casos. Con el paso del tiempo, se adquiere una personalidad “jabón”; por lo tanto todo te resbala, los malos comentarios, los buenos, los gritos, los caprichos… vale aclarar que ya casi no noto la diferencia entre sus timbres de voz, son todos similares… las preguntas son las mismas, sólo cambian sus nombres.

La mayoría de las veces, salgo del trabajo bastante subsumida en mis pensamientos. Aturdida, un tanto enajenada. Incluso no hace mucho, “me latía” el ojo… da miedo, pero es cierto. Tenía la sensación de que cuando me encandilaban los autos, me enceguecía.

Llego a casa sin ganas de nada. Camino de manera autómata a la computadora. La enciendo, y permanezco el tiempo necesario como para apaciguar mi espíritu. Y si, mucho usan terapia de aromas, sahumerios, etc. Yo encuentro mi sosiego, (o quizás me encuentro a mi), en juegos como el Tomb Raider, o escuchado música muy fuerte, o jugando al ajedrez con mi viejo, o escribiendo…

La pregunta es: ¿Por qué no busco otro trabajo y dejo de quejarme?...las respuestas son muchas, todas válidas, pero no me decido por cuál optar. Comodidad o vagancia, es lo primero que se me ocurre. He considerado la opción de que me gusta quejarme; o que lo hago de odiosa que soy, y que por más que cambiara de trabajo, no tardaría en encontrar objeciones. Tal vez lo hago, porque no me convence la gestión, ni las horas que dilapido ahí adentro, trabajando para una multinacional que paga dos monedas por un trabajo insalubre, cuando facturan millones. O quizás he asumido que es algo temporal, a la vez un “medio” (ya sea por la cantidad de horas, o el horario) que me permite alcanzar lo que realmente quiero y me apasiona… Pensar en esto me basta para que todos los días, emprenda el viaje a lo inesperado a las 15 hs. (durante 6 o más horas), me calce la vicha y diga: “-Buenas tardes, mi nombre es Cecilia, ¿en que puedo ayudarle?