19 de julio de 2008

El porque del nombre...

Porque un blog titulado “Efecto mariposa”? Primero que nada, el efecto mariposa es característica de comportamiento de un sistema caótico, en el que las variables cambian de forma compleja y errática, haciendo imposible hacer predicciones más allá de un determinado punto.
Para explicarlo gráficamente, no se si alguien vió el capítulo de los Simpsons (sino, a continuación añado una breve reseña). Homero, intenta arreglar un tostador, y le incorpora una barra de plutonio, creando de esta manera, una precaria máquina del tiempo. Dicho artefacto, tras el accionarlo, lo traslada al período Jurásico, donde sólo habitaban este planeta los grandes reptiles. Ahí Homero recuerda las palabras de su padre, -“Recuerda hijo, pase lo que pase, si viajas al pasado, no toques nada”. Homero resuelve de esta manera no realizar ninguna modificación en ese escenario adverso, hasta que un mosquito lo visualiza como víctima. Homero se percata, y lo aplasta de un cachetazo. Recuerda nuevamente las palabras de su padre, y se dice a sí mismo, que un mosquito no puede modificar la realidad de la cuál viene. Acciona la palanca del tostador y es transportado nuevamente al presente. Aparentemente, todo es igual. La única variación es que ahora debe rendirle culto a un ser supremo llamado: Ned Flanders. Luego de esto vuelve al pasado en reiteradas oportunidades, siempre signado por la desgracia y la mala suerte, que lo conducen inevitablemente a alterar “algo” en ese pasado. Consecuentemente los cambios en el presente, son de gran notoriedad, haciendo casi abismal la diferencia con el presente del cuál partió inicialmente. Tampoco puede retrotraer los efectos de la primera modificación, por lo tanto sus cambios operan sobre cambios, haciendo más difícil aún acercarse al punto inicial.
Esto, explicado de una manera simple es el efecto mariposa.
Hace años que este concepto captó mi atención. La idea de elección ante varias opciones, nos conlleva a actuar de un modo determinado. A la vez que resulta totalmente contrario al accionar que hubiésemos llevado a cabo si nuestra elección hubiese sido distinta… es un trabalenguas, pero es básicamente esto lo que capta mi atención de este fenómeno. Y la pregunta que surge de manera instantánea es… que hubiese pasado si…?
Se que cada decisión que tomo, me lleva por un camino distinto. Luego de esa elección, no hay marcha atrás. No es factible luego de un tiempo decir:- No, mejor quiero lo otro. La vida funciona como un sistema de esclusas; una vez que fueron pasadas, no se vuelven a abrir. Al parecer esto es parte de la vida misma, que de esta manera nos obliga a avanzar para no quedarnos inmovilizados y paralizados por las dudas y miedos de no saber que opción tomar.
Pero como toda regla tiene su excepción, en esta no puede faltar. Hay ocasiones en que por alguna “inconsistencia en el sistema”, cierta esclusa se abre, y te deja revertir lo actuado, dando una nueva oportunidad de tomar una decisión totalmente antitética a la que tomaste primitivamente; modificando de manera radical nuestro presente. Tal vez los escenarios varíen, pero en su esencia, la situación es la misma.
Todo esto, no es más que una derivación de aquélla frase “cada uno es artífice de su propio destino”, tanto por acciones, omisiones y elecciones.
Lo más atrapante de esto, es el hecho de la imprevisibilidad a la cuál estamos expuestos tras cada decisión adoptada. Nunca vamos a saber con certeza que es lo que va a suceder, o como vamos a actuar, o como van a reaccionar las personas afectadas por dicha elección. Pues, ¿que nos garantiza que la nueva opción va a ser mejor que la anterior?... No faltará oportunidad que te demuestre, tal como me lo demostró a mí, que: “el aleteo de una mariposa, puede provocar un tifón en algún lugar del mundo”

18 de julio de 2008

El día después de mañana

Alguna vez pensaste como reaccionarías, antes una inminente destrucción del mundo? En reiteradas oportunidades, lo analicé; pero sin demasiada profundidad. Extrañamente mis sueños, me transportan a una dimensión desconocida, un tanto olvidada e incluso dejada de lado por las preocupaciones y el trajín diario.
Para plantearlo gráficamente, un “hombrecito”, noche a noche se dedica a preparar el montaje para esa función nocturna que va a ser mi sueño. Este señor parece no descansar y comienza a sacar de ese enorme baúl, que es mi cabeza, imágenes, sonidos, recuerdos… en fin, lo necesario para rodar la película.
Como no podía ocurrir de otra manera, anoche no fue la excepción y comenzó el rodaje. Transcurre en una situación algo desesperante. De ante mano informo que mis sueños carecen de coherencia.
Me encontraba en algo así como a la orilla de un lago. La costa del mismo estaba desolada y teñida de un color rojizo, al igual que el cielo, como un eterno atardecer, de esos que tiñen todo el cielo de un color naranja. Solo había unas antiguas ruinas de construcciones milenarias, al parecer romanas, bastante sepultadas por arena. Miles y miles de personas vagaban por la costa, sin demasiadas preocupación, al menos era lo que sus rostros denotaban. Yo tenía que ir hasta el centro de lago a buscar algo que se encontraba en el fondo, (en ningún momento del sueño se definió, que era lo que iba a buscar) dentro de un determinado lapso de tiempo, y llevar “eso” hasta las ruinas. No entendía el significado de la llave, pero al parecer, era necesaria para evitar un cataclismo que debía acaecer de manera inexorable. La cuestión es que dentro del lago habitaba una personalidad siniestra que estaba a la espera del agotamiento del tiempo, para de esta manera hacer sucumbir el planeta en una explosión. Me dispongo a emprender mi tarea, subo a un bote de madera y comienzo a remar. De pronto todo pareció enmudecer, alguien más estaba conmigo en la precaria embarcación. Mi hermana, pero con otro rostro. Se mostraba verborrágica y parloteaba sin sentido. A todo esto, la situación se tornó insostenible cuando olas de gran porte hicieron volcar nuestro bote, dejándonos a la deriva. Mezcla de miedo con desesperación me invadieron cuando ví que mi hermana no reaccionaba. Me dispuse llegar a la orilla, procuré que su cabeza se mantuviera fuera del agua, y comencé a nadar (extraño de por si, porque no se). Llegué exhausta, y trato de incorporarme; cuando vuelvo la visual hacia ella, se despierta como si nada hubiese ocurrido, de pié, dentro del bote y completamente seca. Sin mucha noción de lo que estaba ocurriendo, comencé a correr hasta las ruinas. Si bien, no había recogido nada del lago, al parecer llevaba lo necesario para evitar la catástrofe.
Cuando llego, cambia el escenario, ahora en el fondo de casa. Deposito “eso” bajo un naranjo, pero ya era demasiado tarde… tic, tac… se acabó el tiempo… me dirijo hacía un pequeño grupo de personas que aguardaba expectante el desenlace… una terrible voz proveniente del lago, emite frases ininteligibles. Las lágrimas me ahogan, pero de nada sirven ahora. Transcurren los últimos segundos… desesperación en los rostros de todos. Decido tomar de las manos a los que estaban a mi lado, lo cuál es imitado por el resto. Formamos una ronda, y en ese momento visualizo una luz muy potente, y un estruendo ensordecedor… desperté. El corazón latiendo desarmónicamente, respiración agitada, angustia, miedo…
Hace un tiempo no muy lejano, dormía horas extras. Sólo para soñar. Para dejarme llevar por ese mundo que no prohíbe nada, en el cuál me sucede lo mejor y lo peor…
Ahora la imposibilidad de conciliar el sueño, junto con ansiedades, hicieron que no prestara atención a sueños. Despertaba sin recuerdo de haber viajado a ese mundo extraño y fantástico… sonará muy raro, pero no me daban ganas de dormir. El momento de sueño se transformó en un lapsus en blanco. El tema es que siempre soñamos, según afirman, pero mi “amiguito” encargado de proyectar, quizás lo hacía sin ganas y no lo grababa… o mi personalidad a tan “Spielberg”, como dice una compañera de trabajo, se dedicó a trabajar sólo en momentos de lucidez.
Noche tras noche, transcurrían las horas y no lograba conciliar el sueño. Al día siguiente, las actividades habituales, se presentaban como desafíos casi imposibles de llevar a cabo. El cansancio era más notorio día tras día, no sólo físico, sino también mental y espiritual. Ya que en esos momentos, quizás el silencio, o la oscuridad, o la soledad, o la mezcla de todos esos factores, tienden a inducir a la meditación.
Para explicarlo de otra forma, soy demasiado pensante. Tiendo a abstraerme en prolongados monólogos y diálogos internos conmigo. Mantengo un perfil bajo, y no siempre estoy rodeada de gente. Soy bastante introvertida… el barullo me molesta, me aturde… las conversaciones vacías y sin sentido, me aburren e incluso me exasperan… soy partidaria de la tan afamada frase: “procura que tus palabras sean mejor que el silencio”. Me cuesta encontrar personas con las que disfrute estar, la mayoría pareciera estar signada por algo así como una enfermedad crónica de “estupidez masiva”. Altamente contagiosa para mentalidades pobres y personalidades aún no delimitadas, cuyas secuelas resultan desastrosas para quién la padece. Cosas triviales toman protagonismo en la vida de estas personas, y el cerebro va quedando en desuso… sus mentes débiles y carentes de criterio son atrapadas por el consumismo, banalidades, actuando sin responsabilidades, tratando de evitar que la juventud se les vaya de las manos, imitando a seres aún más decadentes…
Y acá yo me abstraigo, me quedo en mi mundo, en silencio, observando… interactuando lo justo y necesario… leí hace unos días atrás, que el tímido es egoísta, porque tiene un ego tan alto que no quiere interactuar para no compartir sus ideas son los demás…
Estos rasgos de mi personalidad, hicieron que esos momentos de insomnio, se transformaran en verdaderas pesadillas; los soliloquios se multiplicaron, pero ahora de forma agresiva para conmigo. Analizando mi presente, mi entorno, tratando de visualizar mi futuro…