9 de octubre de 2008

Libro de quejas

Soy rezongona… bastante. Pero desde hace aproximadamente una semana, me encuentro particularmente irascible, odiosa, molesta… quizás esta situación se vió propiciada e incrementada, cuando el software de mi celular, decidió “pasar a mejor vida”, dejándome incomunicada. (Si bien el que me dieron en reemplazo por garantía, es completo… no me gusta estéticamente!!!… capricho?...)
O quizás el hecho de viajar en un trasporte público, que en caso de no estar abarrotado de pasajeros, esta diseñado para pigmeos. Si dispongo de lugar y quiero sentarme, tengo que hacerlo encogida de piernas, porque si no resulta imposible.
También puede haber influido que desde el sábado al martes dormí a razón de tres horas por día.
O tal vez me cansaron los destemplados de los guardias de mi trabajo que no consiguen regular el aire acondicionado o la calefacción, haciendo que adentro la temperatura sea totalmente contraria a la que hace afuera, y generándome un estado constante de resfrío, congestión, dolor de garganta.
Posiblemente el dolor de cabeza que me está agobiando sea un detonante para determinar mi estado. También hace caer la balanza tener que escuchar quejas de secundaria en la facultad: “Profe… y toma todos los temas de la bolilla?? ¿Profe… nos da la semana del estudiante? Profe, puede cambiar la fecha del parcial porque tengo dos exámenes ese día?” (Nota mental: estudiantes universitarios, futuros profesionales, y la ley del menor esfuerzo… destaco también que la mayoría de estos cuestionamientos surgen de quiénes estudian sin desarrollar ninguna actividad adicional)
También me fastidia el clima… dos días calor, y a la tarde frío… friísimo… y yo sin abrigo.
Comenzar la jornada a las 6.30 a.m. y llegar a casa a las 23.00 p.m. sabiendo que se acabó el día y no me alcanzó tiempo para hacer nada… otra queja.
O que me voy a acostar y olvido encender el aparato para los mosquitos, y me despierto por la picazón de las múltiples ronchas, y de muy mal humor…
Salir de casa y ver con desesperación que el colectivo “se me pasó en la cara”, o que si bien salí temprano, pasa media hora más tarde… una gota más al vaso de mi paciencia.
… la verdad, espero sea pasajero, en su defecto, hormonal…