Soy rezongona… bastante. Pero desde hace aproximadamente una semana, me encuentro particularmente irascible, odiosa, molesta… quizás esta situación se vió propiciada e incrementada, cuando el software de mi celular, decidió “pasar a mejor vida”, dejándome incomunicada. (Si bien el que me dieron en reemplazo por garantía, es completo… no me gusta estéticamente!!!… capricho?...)
O quizás el hecho de viajar en un trasporte público, que en caso de no estar abarrotado de pasajeros, esta diseñado para pigmeos. Si dispongo de lugar y quiero sentarme, tengo que hacerlo encogida de piernas, porque si no resulta imposible.
También puede haber influido que desde el sábado al martes dormí a razón de tres horas por día.
O tal vez me cansaron los destemplados de los guardias de mi trabajo que no consiguen regular el aire acondicionado o la calefacción, haciendo que adentro la temperatura sea totalmente contraria a la que hace afuera, y generándome un estado constante de resfrío, congestión, dolor de garganta.
Posiblemente el dolor de cabeza que me está agobiando sea un detonante para determinar mi estado. También hace caer la balanza tener que escuchar quejas de secundaria en la facultad: “Profe… y toma todos los temas de la bolilla?? ¿Profe… nos da la semana del estudiante? Profe, puede cambiar la fecha del parcial porque tengo dos exámenes ese día?” (Nota mental: estudiantes universitarios, futuros profesionales, y la ley del menor esfuerzo… destaco también que la mayoría de estos cuestionamientos surgen de quiénes estudian sin desarrollar ninguna actividad adicional)
También me fastidia el clima… dos días calor, y a la tarde frío… friísimo… y yo sin abrigo.
Comenzar la jornada a las 6.30 a.m. y llegar a casa a las 23.00 p.m. sabiendo que se acabó el día y no me alcanzó tiempo para hacer nada… otra queja.
O que me voy a acostar y olvido encender el aparato para los mosquitos, y me despierto por la picazón de las múltiples ronchas, y de muy mal humor…
Salir de casa y ver con desesperación que el colectivo “se me pasó en la cara”, o que si bien salí temprano, pasa media hora más tarde… una gota más al vaso de mi paciencia.
… la verdad, espero sea pasajero, en su defecto, hormonal…
O quizás el hecho de viajar en un trasporte público, que en caso de no estar abarrotado de pasajeros, esta diseñado para pigmeos. Si dispongo de lugar y quiero sentarme, tengo que hacerlo encogida de piernas, porque si no resulta imposible.
También puede haber influido que desde el sábado al martes dormí a razón de tres horas por día.
O tal vez me cansaron los destemplados de los guardias de mi trabajo que no consiguen regular el aire acondicionado o la calefacción, haciendo que adentro la temperatura sea totalmente contraria a la que hace afuera, y generándome un estado constante de resfrío, congestión, dolor de garganta.
Posiblemente el dolor de cabeza que me está agobiando sea un detonante para determinar mi estado. También hace caer la balanza tener que escuchar quejas de secundaria en la facultad: “Profe… y toma todos los temas de la bolilla?? ¿Profe… nos da la semana del estudiante? Profe, puede cambiar la fecha del parcial porque tengo dos exámenes ese día?” (Nota mental: estudiantes universitarios, futuros profesionales, y la ley del menor esfuerzo… destaco también que la mayoría de estos cuestionamientos surgen de quiénes estudian sin desarrollar ninguna actividad adicional)
También me fastidia el clima… dos días calor, y a la tarde frío… friísimo… y yo sin abrigo.
Comenzar la jornada a las 6.30 a.m. y llegar a casa a las 23.00 p.m. sabiendo que se acabó el día y no me alcanzó tiempo para hacer nada… otra queja.
O que me voy a acostar y olvido encender el aparato para los mosquitos, y me despierto por la picazón de las múltiples ronchas, y de muy mal humor…
Salir de casa y ver con desesperación que el colectivo “se me pasó en la cara”, o que si bien salí temprano, pasa media hora más tarde… una gota más al vaso de mi paciencia.
… la verdad, espero sea pasajero, en su defecto, hormonal…
A mi el blog siempre me ha servido de desahogo y veo que a ti también.
ResponderEliminarYo tuve que trabjar y estudiar a la vez y no me quiero ni acordar de eso, fue una auténtica tortura.
Bueno ya verás que esa malas rachas pasan, a veces durmiendo bien, algo que no siempre consigo, hace que tolere un poco mejor las cosas que no me gustan.
Un beso y ánimo.
muchas gracias por los ánimos!!!
ResponderEliminarY si, la verdad es que el blog me sirve como cable a tierra... aunque sea para ordenar mis ideas. Noté que hay veces en las que tengo una gran maraña de cosas que me tiene bastante estresada, pero que no las puedo individualizar. Esto es algo que estoy empezando a hacer con el blog. Al escribir, me desconecto y realmente empieza a fluír lo que me causa presión.
La verdad cuesta bastante, estudiar y trabajar, pero uno no valora las cosas hasta que la pierde,cuando solo estudiaba, no me percataba del esfuerzo que mis padres hacían, es decir, era ajena a esa realidad. A favor destaco que me ayudó a crecer mucho, a desenvolverme, a tratar con la gente...
Y con respecto al desborde de irritabilidad, creo se vió incrementada por una fuerte gripe que vine incubando en la semana y tuvo su punto de esplendor durante el fin de semana...
Beso grande