14 de noviembre de 2008

Factores causantes de estallido

De confrontación en confrontación han sido cada uno de los días de esta semana. Reconozco mi irascibilidad, aunque se trata más bien de una irascibilidad provocada. Me molestan al extremo, las vueltas, el rodeo sin sentido, el palabrerío que intenta explicar lo inexplicable, o cuando quieren generarme ese “sentimiento de culpa”…. Ya me culpo lo suficiente, y me persigo bastante yo, como para que se sume alguien que no sabe absolutamente nada de mí, me haga un planteo de esta índole y pretenda que me quede callada.

Otra cosa que me molesta, en la cuál en este momento se encuentra basada mi indignación, es cuando alguien hace un favor de “onda” (una mera liberalidad), y el beneficiario viene con toda prepotencia y soberbia a exigir…o bien, no conformes con lo anterior, quieren manejar nuestro tiempo, nuestras actividades, decidir y disponer de nuestra persona como si fuésemos unos zombies… o aquéllas personas con mentalidad tan arcaica, cerrada, y obcecada que siguen pensando que el mundo es plano y cuando te atrevés a decir que la tierra es redonda, es suficiente para que te acusen de hereje y te persiga la “santa inquisición”… Basta! Me cansaron! No tienen la verdad universal, y sólo a modo informativo… pienso por mi misma, a mis ideas las armo yo, que tampoco son la verdad universal, pero al menos no son contradictorias entre mis pensamientos y mi forma de actuar, por lo tanto operan como verdad para mí.

Como era de esperar, se cortó la cadena que amarraba al animal salvaje que mora dentro mío , el cuál salió a correr como un energúmeno, lo más iró nico, hiriente, destilando cólera… pero no es un enojo, ni una ira descontrolada… es como si con el transcurso del tiempo, se hubiese ido perfeccionando esa extraña “habilidad” de transfigurarme en una fiera y todo lo que eso implica -ya es dirigida, tiene hay un blanco y hacia el se dirige toda la artillería-.
Y para terminar, los que aguardan que otro estalle para decir: "yo pensaba lo mismo que vos hace mucho tiempo, no salté para no armar lío, pero parece que hiciste bien" O el típico cizañero/a, que nunca falta y siempre aparece para echar más leña al fuego, de por sí incontrolable... es SUFICIENTE para que mi tolerancia y la poca compostura que pudieran quedar en mí, salgan disparadas al espacio.

12 de noviembre de 2008

Cambalache

A raíz de uno de los últimos post de Lupuscanis, traje a colación la letra de un tango... a continuación una explicación muy breve que encontré como alusión a dicho tema...
Poeta de las cosas turbias de la vida, Discépolo nos dejó un resumen filosófico, existencial, profético y político del siglo XX, aunque tuviera todavía seis décadas y media por vivirse. Y ahora en pleno siglo XXI el "Cambalache" de Discépolo sigue igual de vigente, ya que no estaba analizando solamente una época, sino las contradicciones internas del ser humano.
El tango nos define el lugar donde vivimos:
"Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
en el 506 y en el 2000 también".
Cualquiera hubiera podido acusar a Discépolo de pesimista...aunque seguramente la porquería que él vio en el 1935 de un lugar del planeta llamado Argentina fue la misma porquería que se viviera en el 506.
Y seguimos con el "que":
"Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valores y dublés,
pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente ya no hay quién lo niegue;
vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos".
Y en estos versos ya empieza a colarse el "lunfardo", una especie de lengua alternativa con la que los tanguistas subvertían el orden gramatical establecido y le daban un golpe de estado al vocabulario de academia, ya fuera inventándose palabras o escribiendo mal las que ya existían. Tanto así, que existen verdaderos diccionarios "lunfardos" a los que hay que remitirse, para entender las palabras de este tango (y de miles más). En lunfardo, "chorro" no es lo que sale del lavamanos cuando abrimos el agua, sino simplemente un ladrón. "Merengue" aquí no es ninguna música caribeña sino "desorden". No obstante, no necesitamos saber el significado de estas palabras para entender el espíritu de la letra: lo bueno y lo malo siempre han coexistido, sin embargo, Discépolo va aún más allá. Ya nos definió en qué planeta vivíamos (la porquería), cómo vivíamos (en un mismo lodo) pero ahora nos va a mostrar cómo es el mundo que él ha vivido y que según él, seguiremos viviendo:
"Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro,
generoso, estafador.
Todo es igual; nada es mejor;
lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón;
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón".
Con sus frases "todo es igual; nada es mejor" y "los inmorales nos han igualao", Discépolo desvela con un solo tangazo la falta de moral (política, social, mental) que habría de manifestarse en el mundo del siglo XX y continuarse en el XXI. No solamente los "inmorales nos han igualao" sino que también los ignorantes, estafadores, impostores y "chorros" ahora son los reyes de bastos que gobiernan el planeta y lo llevan a su destrucción.
"Lo mismo un burro que un gran profesor"
parece ser también el lema del mundo actual, ya que ministerios, alcaldías, gobernaciones y hasta presidencias están en poder de verdaderos burros y los profesores son asesinados impunemente, porque saber la verdad y decirla es un delito.
En este punto, el lunfardo de Discepolo empieza a colársenos por las venas y nos hace caer en cuenta que el idioma es una camisa de fuerza que nos ahoga el pensamiento. Entonces aparece el famoso "cambalache", prendería o casa de compra-venta en que se ha trocado nuestra vida:
"Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón;
cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón.
Mezclaos con Stravisky,
van Don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia contra un calefón".
Aquí hay mucho para pensar. Sabemos que todos los anteriores son personajes dispares que Discépolo ha mezclado, de los cuales, puede que sólo reconozcamos a Napoleón, Carnera (el boxeador, Primo Carnera), Don Bosco, (fundador de la orden de los salesianos) y San Martín. Ni don Chicho (jefe de mafia argentina de la época), ni la Mignon (¿la querida?) ni Stavinsky (estafador ruso) están a la altura de los demás, y de ahí el irrespeto. El verso final: "herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón", es la última estocada que se le da al toro de este cambalache, no sólo se hiere la Biblia sino que a más deshonor, se hace con un "sable sin remaches", y la Biblia, personificada, llora junto a un vulgar calentador de agua.
Y llegamos al último verso de este cambalache, el cual nos recuerda que viviremos para siempre en el siglo XX "problemático y febril", así lleguemos al XXX, empantanados en la porquería del lodo que por algún motivo para Discépolo empezara en el 506,
"Siglo veinte, cambalache”
problemático y febril;
el que no llora, no mama,
y el que no afana es un gil.
Dale no más, dale que va,
que allá en el horno nos vamo a encontrar.
No pienses más, echate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao.
Que es lo mismo el que labura
noche y día como un buey
que el que vive de los otros,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley".
Ahora que hasta la ley opera por fuera de la ley es que entendemos en verdad el mensaje discepolino, ya que la humanidad en vez de avanzar, ha retrocedido: Los inmorales no solamente nos han igualado, sino superado y hasta dejado atrás. Discépolo nos pintó un retrato vivo y realista del ser humano "desde el 506 hasta el 2000", y seguimos contando.