3 de septiembre de 2008

La colina de la vida

Casi casi nada me resulta pasajero todo prende de mis sueños y se acopla en mi espalda y así subo muy tranquilo la colina de la vida. Nunca me creo en la cima o en la gloria, eso es un gran fantasma creado por generaciones pasadas, atascado en el camino de la vida. La realidad duerme sola en un entierro y camina triste por el sueño del más bueno. La realidad baila sola en la mentira y en un bolsillo tiene amor y alegrías, un dios de fantasías, la guerra y la poesía. Tengo de todo para ver y creer, para obviar o no creer y muchas veces me encuentro solitario llorando en el umbral de la vida. Busco hacer pie en un mundo al revés busco algún buen amigo para que no me atrape algún día, temiendo hallarla muerta a la vida. La realidad duerme sola en un entierro y camina triste por el sueño del más bueno. La realidad baila sola en la mentira y en un bolsillo tiene amor y alegrías, un dios de fantasías, la guerra y la poesía.
León Gieco

De paso

Decir espera es un crimen, decir mañana es igual que matar, ayer de nada nos sirve, las cicatrices no ayudan a andar. Sólo morir permanece como la más inmutable razón, vivir es un accidente, un ejercicio de gozo y dolor. Quien pone reglas al juego se engaña si dice que es jugador, lo que le mueve es el miedo de que se sepa que nunca jugó. La ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad que es algo más que materia, pues el misterio se oculta detrás. Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso.. de paso... Hay demasiados profetas, profesionales de la libertad, que hacen del aire, bandera, pretexto inútil para respirar En una noche infinita que va meciendo a este gran ataúd donde olvidamos que el día sólo es un punto, un punto de luz. Que no, que no, que el pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso, de paso, de paso... de paso...

León Gieco

31 de agosto de 2008

¿Como incendiar un microondas en 10 minutos?

Instrucciones:

Es muy simple… primero tienen que buscar un calabacín mediano y lavarlo muy bien. Luego pueden optar por un cuchillo grande, afilado (que en mi caso obviaré, por razones que expondré a posteriori), y proceder a cortar rodajas finas del calabacín. Una vez cortadas, disponga las rodajas en un plato con sal a gusto y colóquelas en el microondas. Oprima la opción “pizza” una sola vez. Esto le dará una duración de 10 min en su potencia máxima. Realizado lo anterior, ponga su cerebro en “off”, y siga haciendo lo que estaba haciendo antes que decidiera acabar con la vida útil de ese electrodoméstico. Al cabo de un tiempo, escuchará los gritos de alguno de sus familiares y/o vecinos, los cuáles le harán volver a la realidad. Diríjase a la cocina y… abracadabra… incendió un microondas… ¿?

Seguramente se estarán preguntando que significa lo anterior… aunque algunos de ustedes (lo que aún no lo saben), deben estar comenzando a esbozar una mueca de lo que será una carcajada, proseguida de frases tales como: ¡No podés!... pues si, si pude… incendié un microondas con unas rodajas de calabaza!!…

¿Qué como pasó? Tal cuál esta detallado en las instrucciones. Y lo peor de esto, es que siempre lo hacía… (no me refiero a incendiar microondas, sino a cocinar de esta manera el calabacín) ¡no se en que momento pasó!...
Cuando escuché la voz grave de mi viejo, retomé conexión satelital con el planeta Tierra y corrí a la cocina… era tarde… me encontré con la siguiente escena: abierta la tapa (que obviamente la abrió mi papá), desconectado, negro (por las llamas), con algunas piezas derretidas al igual que la cubierta protectora de la puerta y con el plato de rodajas de calabacín carbonizadas, aún humeantes… un desatre!!!... al lado, mi papá, quién me observaba con un rostro desencajado y regresaba la vista al aparato. Como si fuese miembro de policía judicial que acababa de llegar a la escena del crimen…

Para hacerlo gráfico, había matado al microondas y ahí estaban todas las pruebas de que había sido yo… Sentí como un interrogatorio de película policial, en donde mi progenitor, era el detective que indagaba a la única sospechosa de haber cometido el homicidio… yo…
-¿A donde estabas? -preguntó-
- …
-¿Cuanto tiempo lo programaste?
-…
-¿Qué le pusiste?
-…
En vano eran sus preguntas. Yo no respondía… no podía hablar. Estaba en un estado de “show” (no esta mal escrito, y no es shock)… lo miraba, nada más… y en mis adentros una voz decía: ¿¿porque me tienen que pasar estas cosas a mí??
El sonido de una voz grave, me hizo retornar de mis cavilaciones...
-¿Qué estabas haciendo? -indagó nuevamente
-… leyendo (que es cierto, pero que no fue para nada creíble)- respondí muy lentamente
-Pero, ¿cuanto tiempo lo programaste? -se apresuró cuestionar
-… lo de siempre…
-¿cuanto es lo que siempre?- preguntó tratando de obtener una respuesta un poco menos "monosilábica"
-...
-Pero, ¿a donde estabas?
-… en el living,,, (nota mental: las mismas preguntas desordenadas)

Mientras contestaba, miraba con asombro y desconcierto el estado del artefacto, o lo que quedaba de el. Tocaba y apretaba cada una de las piezas derretidas (ahora adheridas a la superficie del plato) como tratando de buscar algún nexo causal. Algo a lo que le pudiera atribuir el resultado... (no le heché la culpa al Toto, porque es demasiado petizo, y no alcanza la altura del microondas... Toto: mi perro pequinés)
Al parecer, el fuego se inició y no se detuvo hasta que el programa, cortó la electricidad.
Siguiendo las reglas mi experiencia, al cabo de diez minutos iba a escuchar tres “bip”, e iba a obtener “calabaza cocinada”, “no microondas incendiado”… había sucedido algo en el interín del desarrollo del programa que provocó este resultado, que obviamente no fue contemplado ni como desenlace eventual, pero que fue nefasto para el microondas. Aún así... ¡Todavía prende!