Instrucciones:
Es muy simple… primero tienen que buscar un calabacín mediano y lavarlo muy bien. Luego pueden optar por un cuchillo grande, afilado (que en mi caso obviaré, por razones que expondré a posteriori), y proceder a cortar rodajas finas del calabacín. Una vez cortadas, disponga las rodajas en un plato con sal a gusto y colóquelas en el microondas. Oprima la opción “pizza” una sola vez. Esto le dará una duración de 10 min en su potencia máxima. Realizado lo anterior, ponga su cerebro en “off”, y siga haciendo lo que estaba haciendo antes que decidiera acabar con la vida útil de ese electrodoméstico. Al cabo de un tiempo, escuchará los gritos de alguno de sus familiares y/o vecinos, los cuáles le harán volver a la realidad. Diríjase a la cocina y… abracadabra… incendió un microondas… ¿?
Seguramente se estarán preguntando que significa lo anterior… aunque algunos de ustedes (lo que aún no lo saben), deben estar comenzando a esbozar una mueca de lo que será una carcajada, proseguida de frases tales como: ¡No podés!... pues si, si pude… incendié un microondas con unas rodajas de calabaza!!…
¿Qué como pasó? Tal cuál esta detallado en las instrucciones. Y lo peor de esto, es que siempre lo hacía… (no me refiero a incendiar microondas, sino a cocinar de esta manera el calabacín) ¡no se en que momento pasó!...
Cuando escuché la voz grave de mi viejo, retomé conexión satelital con el planeta Tierra y corrí a la cocina… era tarde… me encontré con la siguiente escena: abierta la tapa (que obviamente la abrió mi papá), desconectado, negro (por las llamas), con algunas piezas derretidas al igual que la cubierta protectora de la puerta y con el plato de rodajas de calabacín carbonizadas, aún humeantes… un desatre!!!... al lado, mi papá, quién me observaba con un rostro desencajado y regresaba la vista al aparato. Como si fuese miembro de policía judicial que acababa de llegar a la escena del crimen…
Para hacerlo gráfico, había matado al microondas y ahí estaban todas las pruebas de que había sido yo… Sentí como un interrogatorio de película policial, en donde mi progenitor, era el detective que indagaba a la única sospechosa de haber cometido el homicidio… yo…
-¿A donde estabas? -preguntó-
- …
-¿Cuanto tiempo lo programaste?
-…
-¿Qué le pusiste?
-…
En vano eran sus preguntas. Yo no respondía… no podía hablar. Estaba en un estado de “show” (no esta mal escrito, y no es shock)… lo miraba, nada más… y en mis adentros una voz decía: ¿¿porque me tienen que pasar estas cosas a mí??
El sonido de una voz grave, me hizo retornar de mis cavilaciones...
-¿Qué estabas haciendo? -indagó nuevamente
-… leyendo (que es cierto, pero que no fue para nada creíble)- respondí muy lentamente
-Pero, ¿cuanto tiempo lo programaste? -se apresuró cuestionar
-… lo de siempre…
-¿cuanto es lo que siempre?- preguntó tratando de obtener una respuesta un poco menos "monosilábica"
-...
-Pero, ¿a donde estabas?
-… en el living,,, (nota mental: las mismas preguntas desordenadas)
Mientras contestaba, miraba con asombro y desconcierto el estado del artefacto, o lo que quedaba de el. Tocaba y apretaba cada una de las piezas derretidas (ahora adheridas a la superficie del plato) como tratando de buscar algún nexo causal. Algo a lo que le pudiera atribuir el resultado... (no le heché la culpa al Toto, porque es demasiado petizo, y no alcanza la altura del microondas... Toto: mi perro pequinés)
Al parecer, el fuego se inició y no se detuvo hasta que el programa, cortó la electricidad.
Siguiendo las reglas mi experiencia, al cabo de diez minutos iba a escuchar tres “bip”, e iba a obtener “calabaza cocinada”, “no microondas incendiado”… había sucedido algo en el interín del desarrollo del programa que provocó este resultado, que obviamente no fue contemplado ni como desenlace eventual, pero que fue nefasto para el microondas. Aún así... ¡Todavía prende!